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Prácticas artísticas

“[...] Al pensar el arte como un conjunto de prácticas/saberes sociales no como un objeto, se le inscribe en relaciones de poder, tensiones y exclusiones, no tanto por sus temas “o fuentes de inspiración”, sino por la forma como moviliza relaciones de poder disciplinario mediante los cuales formas de creatividad social son integradas al discurso del arte, como expresiones artísticas o prácticas portadoras de dimensiones “estéticas”.

Víctor Manuel Rodríguez-Sarmiento, “Notas para una reflexión sobre las prácticas artísticas como una institución social”, en Encuentro de Investigaciones emergentes. La institucionalización de las prácticas artísticas, organizado por Alcaldía Mayor de Bogotá e Instituto Distrital de las Artes – IDARTES, 65-98 (Colombia: Idartes, 2014).

Carteles

Detour - El Poblado

Los carteles Detour – El Poblado los realizamos en colaboración con La Bruja Riso. Durante tres meses fuimos vecinos en la sala del MAMM y con el presupuesto asignado por el museo para cada artista realizamos unas piezas gráficas que reflejaron mi proceso de investigación de archivo sobre El Poblado. De esta colaboración, en la que tanto La Bruja Riso como yo hicimos la selección de las imágenes y discutimos el diseño para los carteles, resultó una serie de cuatro carteles impresos en risografía con tinta azul, roja y negra, con un primer tiraje de 100 de cada uno.

La Romería

La Romería fue una acción realizada en el espacio público alrededor de la zona del Parque Lleras, en colaboración con el colectivo de Medellín El Puente_Lab. Se trató de un recorrido diseñado para observar las capas sobre las que ha sido construido el barrio (su historia y la de sus habitantes, sus dinámicas sociales y políticas) y para hacer cruces desobedientes que movilizaran conocimientos fosilizados. Planeamos el recorrido pasando por los puntos importantes del barrio: el Parque Lleras, la calle 10, la calle 9 y el Parque El Poblado, iniciando en La Presidenta y finalizando en el Parque El Poblado.

"Lo disfrutamos mucho porque en El Poblado no se dan estos espacios, siempre tiende a ser algo que ocurre fuera de la zona, sea en el centro en Laureles y ese sector o Envigado. Quedamos con ganas de poder reflexionar más sobre los cambios y todo lo que hemos visto. Pero fue muy bonita la experiencia"

 

Juliana Urrego

"Quedé sorprendido con las transformaciones que ha sufrido el barrio. El Parque Lleras está otra vez desbaratado, no sé que fue lo que le hicieron si ya le había hecho arreglos antes ¿Para qué hacerle obras otra vez? Se siente la decadencia, está lleno de negocios feos, y todo es rumba sexo y drogas. 

 

(A pesar de que no vimos nada de eso en el recorrido se sentía en el ambiente - Camila )"

 

Carlos Mejía

"La Romería fue una experiencia muy interesante pues el recorrido junto con la exposición que visité en el Museo de Arte Moderno de Antioquia me dieron una visión de como ha evolucionado este sector desde el punto de vista urbanístico y cambio de actividad. Pasó de ser una zona eminentemente residencial organizada con establecimientos educativos a una zona muy comercial donde prevalecen de forma muy desorganizada hoteles, bares y restaurantes que a su vez han atraído el comercio sexual y la sensación de inseguridad. De rescatar es que aún se conserva la vegetación en algunas partes de El Poblado que ayuda a mitigar el deterioro del sector y la contaminación visual y auditiva. 

Me pareció muy original que la caminata se complementara con frases tomadas de canciones de reguetón que están muy atadas a la cultura urbana de Medellín".

Lia Guterman

"Pide la artista opinión sobre su Romería del Poblado, que tuvo lugar el sábado 25 de febrero entre el cruce de la quebrada La Presidenta con carrera 39 y el Parque del Poblado, entre 3 y cinco de la tarde, como en el poema de García Lorca ... a las cinco de la tarde, a las cinco de la tarde corrió la sangre de Ignacio, etc. 

Linda tarde, por cierto (la del 25 en El Poblado, no la de Granada hace cien años). Y es que por estos días parece haber tefra en el aire y la eterna primavera ahora luce como un otoño tibio.

 

Debo decir que no fui el mejor testigo de la Romería, ni el mejor participante, pues me hice cargo de una romera de dos años, dos de siete, una de 79 y otro de 85, además de la comandante Camila, por cuya seguridad y bienestar también me sentí responsable.

 

Aún así, estuve en ella de principio a fin. Para empezar, creo que eso es lo importante. De principio a fin.

Mientras la hice, pensé que no parecía tener impacto entre la gente que no hacía parte de ella. Era silenciosa, en colores suaves, con bombas (globos) blancos, sin escándalo, perorata ni discurso.

Ésa debía ser la idea. Pasamos como la brisa y como a tal, seguro que la gente la sintió, aunque tal vez ni lo hicieran consciente.

 

Participó gente de todo tipo, acaso porque los parientes contribuimos con family freaks (la de 2, el de 85). También hubo activistas, miembros de Juntas Comunales, notables (mi padre y tía putativos) y hipsters. Todos bienvenidos, ese día y siempre.

Hicimos silencio en El Poblado a pleno día y en medio del tráfago. Habría que hacerlo en noche de viernes, sólo que de una manera mucho más escandalosamente silenciosa".

 

Sergio Mejía

"No me sumo a marchas ni a peregrinaciones, aunque he participado de algunas convencido de que nos tenemos que manifestar para que nos vean y nos teman, de ahí que tengan que ser multitudinarias. No habrá nunca policía suficiente para contener una multitud furibunda. Se nos propuso izar bombas y lucir camisetas que tenían inscritos textos condenatorios destilados por la pluma de algún reguetonero hereje y eso en aras de ganar identidad y conseguir que se nos sintiera. La tierra no tembló por donde pasamos, aunque hubo miradas que nos fueron prodigadas. Se trató efectivamente de una romería. Pero quienes encabezaban la procesión no resonaron más allá de las dos o tres personas que tenían a sus espaldas. Mando ahora que recurran a un megáfono y griten a voz en cuello diatribas contra satanás, Hillary Clinton, Zelensky e Iván Espinosa, que me debe plata. No pasamos desapercibidos. Empero, tuvieron que descifrar qué éramos. ¿Almas en pena que perdieron sus virginidades en el prostíbulo a cielo abierto en que se han convertido las calles de El Poblado por donde caminamos? Conversaba con mi hijo mientras nos desplazábamos. Tiene 8 años. Me contaba cuáles eran las particularidades del juego de video nuevo con el que se está familiarizando y me retaba a elegir uno de los avatares a partir de los cuales los jugadores se tienen que expresar. Oí a alguien preguntarse en voz alta a qué congregación religiosa pertenecíamos y vi a expendedores de droga mirar nuestra marcha con extrañeza, casi recordando las recriminaciones de sus madres por conducirse rebeldemente. Y la tarde se hizo noche y el sol se puso negro. Fue ahí que desaparecimos y nos convertimos en consumidores de una comida rápida exquisita. Estábamos sedientos y hambrientos. Bebimos y comimos. Otra comunión tuvo lugar cuando transmutamos en seres vivos".

 

Giovanni Méndez

"Primero que todo me gustaría contarte que yo vivo desde hace 15 años acá en Medellín y El Poblado lo he visitado pero no es un lugar tan recurrente para mí. Sin embargo, estar en La Romería que planteabas para ese día, me hizo pensar un montón de cosas. Y es que muchas veces uno desde las zonas periféricas donde vive, yo por ejemplo, vivo en la zona centro, uno piensa que El Poblado es ese barrio de ricos, que no tiene problemas, que la vida es fácil y donde la gente tiene otras formas de vida más cómodas. La romería me sirvió para ver que no es tan así como uno lo piensa. Inclusive, si me he sentido ajeno estando en El Poblado, ahora con ese tipo de asuntos como el turismo y la prostitución que se vio ese día, y se ve a diario, es una asunto que me dijo: 'si te sentías extraño antes de conocer esa realidad ahora sentiré más extraño'.

 

Por el otro lado, también es ver que el tema de la gentrificación es algo que uno pensaría que ocurre en estas zonas vulnerables. En el centro, por ejemplo, es muy vulnerable ante ese tipo de situación, incluso en algunos barrios periféricos, que son  mucho más estables en términos de gentrificación que muchos barrios centrales o por ejemplo El Poblado. Eso fue lo que alcancé a ver. Entonces me llega pues la conclusión de que El Poblado siendo una zona tan confortable, tan deseable desde el imaginario de muchas personas. La problemática de la gentrificación es una constante, y eso alguno que uno dice: 'como esto toca también a esas personas que uno piensa que lo tiene todo y mirá que a la final también pasan por este tipo de fenómenos'.

También, el tema de lo histórico: para mi eso es muy doloroso, es ver como las dinámicas van cambiando y ver como esos modelos eurocéntricos, consumistas y banales van llegando acá arruinando la mentalidad de las personas e inclusive las mismas prácticas. El tema de la prostitución es un tema con el que yo no he podido.

Algo también que alcancé a notar aparte de eso tan conflictivo que fue ver a esas niñas celebrando ese cumpleaños en esa limosina, es algo que tiene que ver con la arquitectura y con la forma de construir las vías. Por ejemplo en los barrios que yo habito, que son centrales, Manrique, Enciso, pues para uno ir a la tienda uno sólo tiene que dar 2 pasos. Mientras que en El Poblado para ir a un lugar donde consiga víveres, le toca ir en carro. Eso es lo que yo alcanzo a percibir. Entonces es un lugar diseñado desde lo estructural  arquitectónico para personas con acceso a automóviles y eso para mí es una forma muy sutil de exclusión. 

Otra cosa es que desde la exposición que se está llevando en el Mamm, Medellín. Pulso de la ciudad, me parece súper acertado que se haya hecho esta salida de campo porque esto le ayuda a uno a entender de otra manera la ciudad desde un sentido crítico, un sentido experiencial. Es muy chévere ver que de esta manera se le toma el puso a este sector tan deseable para muchos, y tan conflictivo también para otros. Y desde esa perspectiva me parece que el arte le ayuda a uno a mirar este tipo de prácticas de forma muy crítica y muy sentida.

 

El Poblado es un lugar excluyente. A mí por allá como que me da piquiña y hoy en día como más. Eso no quiere decir que no me hayan quedado ganas de ir por allá. Me parece super chévere que esa Romería haya sido como el inicio de caminar ese escenario de forma crítica, como más sentida. Sobretodo desde esa nostalgia que en el poblado ya no se camina, no se puede hablar con la gente. Me gusta compartir la experiencia de La Romería con personas allegadas a mi, el equipo de mediadores del MAMM.

La noche es otra dinámica, lo momentos vacacionales son otra dinámica, inclusive los eventos: Colombia moda y la feria de las flores serían escenarios super apropiados para hacer recorridos desde esa mirada crítica.

 

CREO QUE LA ROMERIA SE DEBERIA REPETIR, ES MUY POTENTE".

 

Camilo Carmona

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