Mientras que buscaba de becas y otros apoyos económicos, tanto en Medellín como en Bogotá, para sacar adelante Detour-El Poblado, llegó a mis manos la convocatoria del proyecto de intervención urbana con murales y grafitis “Caminemos la 10”. Fui seleccionada para participar con una propuesta de mural para la esquina de la calle 10 con carrera 43b. Así entré a hacer parte del plan de transformación de la 10, con todos sus problemas sociales y urbanos. La intención de este proyecto era convertir la calle 10, una de las avenidas principales de El Poblado, en un “museo a cielo abierto” de murales. Contar mi experiencia como pintora fue el punto de encuentro con el mural. A pesar de ser una técnica tan diferente al mural, el conocimiento académico sobre la teoría del color y las diferentes técnicas de la pintura, me permitió compartir las ideas y entender las implicaciones de pintar un muro, desde las que se originan en sus dimensiones físicas, hasta las políticas y sociales.